En los últimos tiempos, las administraciones públicas y las propias instituciones policiales han hecho importantes esfuerzos por fortalecer la confiabilidad de sus miembros y mejorar la efectividad de su desempeño. No obstante, ni la decisión política detrás de esos procesos ni la gran cantidad de recursos asociados a estas acciones han producido cambios cualitativos profundos y sostenidos en las policías. Una de las razones detrás de esto, radica en que las herramientas instauradas para optimizar la conducta policial se han enfocado en supervisar, controlar y sancionar los comportamientos individuales, dejando de lado la revisión de los fundamentos y prácticas institucionales que enmarcan y generan incentivos para el desarrollo de dichas conductas individuales.
El concepto de supervisión externa con el que opera Insyde, surgido desde una óptica de cambios estructurales e institucionales, busca subsanar estos vacíos a través de mecanismos especializados en la evaluación constructiva de resultados, procesos y sistemas de trabajo de la policía. No son mecanismos que han venido a suplir o demeritar lo que se hace desde el interior; por el contrario, vienen a complementar la labor que los distintos controles internos (órganos de control, visitadurías internas, comisiones disciplinarias, consejos de honor y justicia, etc.) realizan a favor de la integridad en las instituciones.
La propuesta de supervisión externa de la policía se inspira en la experiencia internacional, cuyas lecciones permiten afirmar que las mejores y más modernas instituciones policiales del mundo son las más y mejor observadas, tanto interna como externamente.
En lo que corresponde a su agenda de impulso a la supervisión externa se pueden distinguir las siguientes líneas y resultados: